martes, 18 de septiembre de 2012

Premisas

Despertaste, confundido. Desvanecido intentas abrir tus ojos. Uno se encuentra tapado, no logras despegar sus párpados, algo lo cubre, tal vez cinta. Descubres tu situación, estás en una bañera que revalsa de agua muy oscura, turbia...

Quieres quitarte aquel objeto que no permite tu completa visión pero tus brazos están amarrados detrás de tu espalda, cruzados. Intentas pararte pero no localizas tus piernas, te las habían amputado a la altura de las rodillas. Notas un tinte rojo flotando cerca, es tu sangre. Te desesperas, tus pupilas se dilatan; sientes un sudor frío fluir por tu cráneo latente. Tu corazón aumenta su marcha, ciento cuarenta pulsos por minuto y ascendiendo. Rápido, quieres ver de dónde proviene la iluminación que te permite ver; giras tu cabeza y ves un foco de mano con un gran reflector que se encuentra a centímetros de tu nuca. Esa luz blanca e intensa te encandila y cierras tu ojo observador con fuerza. Necesitas gritar, aún no lo habías notado, tu boca se encuentra trabada, unida. Está cosida de par en par, ininmutable, ni un solo sonido saldría de ahí. Podías saborear tu futuro, no era nada bueno. Tú, fuerte creyente del karma encuentras que todo lo que te está sucediendo, hasta el más extremo castigo, te lo mereces. En vidas pasadas te acreditas haber sido violador, asesino, corrupto, mediocre vividor, golpeador, mal padre y mal hijo. Ninguno de estos adjetivos tenía justificativo, sólo los pensabas.

Escuchas un ruido que viene de otro cuarto. Miras hacia arriba, la voz parlante entraba de aquel tragaluz, muy alto, cerca del techo. La persona está detrás de la pared, escuchas su carcajada macabra, habla con alguien más. Esa voz por un momento calla, alguna de aquellas personas enciende la radio, es la voz de Edith Piaf. Una pieza profunda, reconociste su francés, "ni le bien qu'on m'a fait, ni le mal, tout ça m'est bien égal". Admiras su voz aún dentro de tu thriller psicológico. Las voces se callaron, en este momento estás calmo, y al mismo tiempo nervioso, te adelantas a todo tipo de suceso, quieres finales. Vas descartando cada uno de ellos, sólo te quedas con uno, el más probable. Escuchas un sonido del otro lado del asqueroso baño, atravesando la puerta, denotas que allí hay un pasillo, los desconocidos se acercan. Al parecer arrastran algo metálico, provocan chirridos brutos, tal vez sea algo bastante grande como para llevarlo justamente arrastrando. "Car ma vie car mes joies, aujourd'hui, ça commence avec toi" y terminó el sencillo. Un silencio oportuno se generó sin Piaf; aquellos pararon en la puerta. Giraste sobre ti mismo y el agua entró por tu nariz. Tocés como puedes, tu boca cosida agita el poco aire que mantiene, el agua pantanosa fluye a tus pulmones inundados. Quieres morir, recuerdas por qué estás aquí, crees que no lo mereces, pero ellos sí. No sabes si te quieren vivo, supones que no, tu muerte se está cocinando, sientes como te separas de tu cuerpo, que dormirás eternamente.

Se abre la puerta de un golpe, se apuran aquellos dos a despertarte de tu apnea mortal, quieren que sufras más. Te levantan y te tiran al suelo frío, seguro que ya ni lo percibes. De tu fosas nasales sale agua inmunda con sangre oscura y fresca. Tu pupila enorme mira al vacío, está en inercia absoluta. Golpean tu pecho y tu abdomen, saben que es tarde, te patean la cabeza de rabia, las costillas también. Que en paz descanses.

0 comentarios:

Publicar un comentario